La descabellada idea que defiende la debilidad de la mujer debido a motivos biológicos cae por su propio peso, dejando espacio a los roles de género para explicar por qué las mujeres son más propensas a padecer trastornos mentales o a tener una peor salud mental frente a los hombres.
La base de esta afirmación se encuentra en el condicionamiento que el género ejerce en las experiencias de una persona; por lo que, junto a los roles de género, nos encontramos con factores clave en la vida de ese individuo como son la cultura y la sociedad que le rodean. Las expectativas sobre hombres y mujeres están muy diferenciadas y encasilladas, lo que provoca que la ansiedad y la depresión sean los trastornos más extendidos entre ellas, mientras que ellos se ven afectados en mayor medida por una dependencia al alcohol.
Los roles de género se hacen dueños de actitudes, colores, características físicas y hasta de carreras universitarias o profesiones que la sociedad patriarcal acepta como válidas o correctas. Esto se refleja en las presiones a las que las mujeres se ven sometidas a la hora de elegir un tipo determinado de educación, a aspirar a determinados puestos de trabajo, a mostrarse de cierta forma en sus relaciones y/o a desarrollar distintos comportamientos y roles dentro de esa sociedad de la que forman parte.
Para no dejar de lado la violencia de género tras el pasado 8M y poder arrojar mayor claridad sobre este tema, destacar el hecho de que las principales víctimas de violencia sexual y/o de maltrato son las mujeres es importante ya que estas situaciones pueden influir enormemente en el desarrollo de un trastorno de estrés postraumático, el cual las mujeres tienen el doble de probabilidades de sufrir.
Sobre la autora:
- Lidia Alonso:
Estudiante del grado superior de integración social en el IES Barrio de Bilbao y monitora en prácticas en ALUSAMEN.