¿Qué es la vergüenza?
La vergüenza puede definirse como la experiencia de disconfort, des-agradabilidad o inhibición en situaciones de ámbito interpersonal, y es casi siempre consecuencia de focalizar la atención excesivamente en pensamientos, sensaciones, emociones y reacciones físicas propias (Cheek y Buss, 1981) que puede interferir en el cumplimiento de las propias metas y objetivos vitales.
Una conducta de vergüenza puede acontecer en varios niveles, pero al que prestaremos especial atención va a ser al nivel cognitivo de la vergüenza. Siguiendo esta línea, una situación que desemboca en la vivencia de sensaciones de vergüenza se compone en la mayoría de las ocasiones de pensamientos automáticos negativos, que se basan en tres procesos principales:
• Una agudización de la autoconciencia: esto es, un aumento de la atención hacia el mundo interior propio, incluyendo pensa-mientos y reacciones físicas.
• Pensamientos negativos de autodepreciación: consistentes en experimentar cogniciones negativas de descrédito, desconsi-deración o desestimación hacia uno mismo.
• Preocupación por la evaluación negativa social: es decir, el aumento de cogniciones basadas en percibir con extrema se-guridad que las personas del entorno están juzgándole a uno como alguien “inútil”, “fracasado” o “poco válido”.
¿Por qué un taller de Teatro sirve para afrontar y superar momen-tos de vergüenza?
La emoción de la vergüenza no es perjudicial en sí misma; de hecho, es saludable y adaptativa, ya que nos indica que nuestro papel social está siendo valorado por un grupo de personas, que podemos estar siendo evaluados y que, por tanto, nuestra representación en dicho grupo se está poniendo a prueba. Lo que sí resulta perjudicial para nosotros mismos es interpretar esa vergüenza como algo humillante o dañino, ya que lo que realmente puede provocar que a otros les inco-mode nuestras experiencias de vergüenza son las propias conductas que realicemos tras tenerlas: inhibir nuestra comunicación posterior, mirar hacia el suelo, disculparnos, etc.
Tanto la emoción de la vergüenza como las situaciones que la desenca-denan ocurren diariamente a toda la población del planeta Tierra. Lo que marca la diferencia es la manera de afrontar estos momentos: existe un modo de afrontar la vergüenza que es desplegar conductas de inhibición, que es la que verdaderamente puede incomodar a otras personas y la más dañina para nosotros mismos, y también existe otra estrategia de afrontar la vergüenza: mediante el sentido del humor, en concreto, mediante el sentido del humor potenciador del autoconcep-to.
Así, las cosas que uno haga actuando e improvisando en el taller de Teatro son habilidades que permiten soltarse más socialmente en otras situaciones. Pongamos un ejemplo de un juego que solemos hacer:
JUEGO – PRESIDENTES DE PAÍSES RAROS, Y TRADUCTORES.
En una cafetería de Madrid, dos Presidentes de países distintos van a encontrarse para negociar o tratar algún tema en concreto. Cada Presidente habla un idioma distinto, que va a ser totalmente inventado por cada actor. Los traductores, tras la pausa de cada uno de los Presidentes, va a traducir al castellano lo propuesto, y traducir al idioma inventado lo dicho por el otro Presidente.
El tema de conversación es libre. La improvisación puede durar unos 15 minutos.
Si uno es capaz de estar 15 minutos hablando un idioma inventado o traduciéndolo: ¿es probable que uno se suelte más en otras situaciones de la vida cotidiana? ¿que sienta menos vergüenza en situaciones que solían producirla?
Autor:
Pablo S. Marchesi, es psicólogo y co-monitor del taller de Teatro en ALUSAMEN.